
Sánchez Gordillo -aforado- es desalojado de un supermercado
Nuestros políticos (de todas las formaciones) obsesionados por su constante presencia en los medios a veces pierden el norte. Si no se les ve no existen (al menos eso creen ellos). Cada palabra dicha o acto que realizan adquiere el rango de extremadamente urgente y se vive con verdadera ansiedad (siempre confunden lo urgente con lo importante). Quizá les extrañe saber que su obcecación por la audiencia (de temporada) les impide, una y otra vez, ver las cosas con claridad.
No están dispuestos a enmendar el rumbo. Tratan de justificar su ansiedad mediática de una manera pretendidamente lógica y secuencial pero… la realidad es mucho más compleja. Esa simpleza les lleva a dividir el mundo (público y privado) en fieles, enemigos y traidores (estos últimos son los fieles convertidos en enemigos). Consideran relevante cualquier gesto que ellos realicen (por cierto entre esos gestos nunca está el de la dimisión). No saben que lo relevante sólo adquiere verdadero significado (en la vida y en la política) si se aplica la razón ética… que nada tiene que ver con la razón cínica ni, tampoco, con el inmediato efecto mediático. Cuando el ego supera a la inteligencia sólo queda la foto.
Nada más que la foto (y el aplauso fácil).
Nota: Nunca consideré grave ni delictivo robar comida cuando no se tienen recursos para comer.
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