Literatura

El regreso

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El regreso

Viste pibe, desde la puerta del aseo con un papel en las manos, observo como el abuelo se afeita cuidadosamente. El viejo se esmera más de lo normal, y no le entiendo, cuando lleguemos tendrá que volver a acicalarse, casi habrá transcurrido un día de viaje. Parece que el abuelo se ha transformado en un quinceañero y tiene una cita con la novia.

El papel que porto no es más que uno de tantos que el abuelo escribía por las noches antes que la vista le jugara una mala pasada, uno de tantos en los que depositaba sus anhelos, sus deseos, y donde en noches de desesperación y añoranza descargaba su ira. Casi por inercia, releo aquel que sostengo en mis manos.

Andalucía, esa perra ingrata que da de mamar hasta que te sacias, hasta que la amas sin remisión, hasta que las entrañas se estremecen con cada una de las sílabas de su nombre, hasta que ocupa cada rincón de tu recuerdo. La odias y la amas a partes iguales, te duele vivir lejos de ella y buscas como un sediento noticias sobre la tierra donde naciste que puedan remediar tu desesperación, mientras el desierto del emigrante no hace más que crecer, y cada recuerdo de su tierra es como un oasis en el que saciar la sed, pero mientras más bebes, más sediento estás.

¿Por qué? ¿Por qué tuvimos que marcharnos? ¿Por qué no nos diste cobijo cuando lo necesitamos? ¿Por qué dejaste que fuéramos tan lejos, incluso para los que quedaron tan cerca? ¿Acaso no nos echas de menos, como nosotros te echamos en falta? ¿Por qué eres tan madrastra y tan poco madre? Aun así… ¿por qué sólo pienso en volver? Aun así… ¿por qué te quiero tanto?

Jose Manuel Sánchez Rodríguez
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