Cuando el destino nos alcance
Hace un año, Lori Meyers publicaban su cuarto trabajo en estudio, que se revelaba como la prueba definitiva de que el grupo granadino no tiene prejuicios de ningún tipo a la hora de desarrollar su carrera musical. En Cuando el destino nos alcance recogían todas las que hasta entonces eran sus señas de identidad (el pop-rock indie enraizado en los sesenta, pero los sesenta de aquí: como unos Brincos del siglo XXI) y en ellas engarzaban con habilidad de orfebre arreglos de tecno de los ochenta y primeros noventa (es decir, cuando aún no era techno).
La idea se ha demostrado que funciona; las canciones mantienen el gancho pop, entran a la primera y se quedan revoloteando en la cabeza, de oreja a oreja; y además, parecen destinadas a no dar tregua a quienes asisten a sus conciertos. Otro grupo indie que entraba con soltura en la pista de baile, en una tendencia en la que Delorean o El Guincho son posiblemente los principales ejemplos.
Mi realidad, ¿Aha han vuelto?, Rumba en atmósfera cero o Religión son algunas de las canciones destacadas de este álbum, del nuevo sonido “meyers”, que los ha colocado en los primeros puestos de la carrera de bandas en busca del salto definitivo a una escena más amplia que la alternativa. Junto a los Los Planetas y Sr. Chinarro, además de los citados Delorean y El Guincho. Es el pelotón de grupos que circulan por la frontera que separa el indie del mainstream, manteniendo sus coordenadas de estilo, sin anquilosarse en ellas. Siempre en búsqueda constante de la perfecta canción pop-rock.
En el caso de Lori Meyers, además, se da una circunstancia particular: el cuidado tratamiento de las voces (de ahí el vínculo sesentas), un aspecto que tiende a ser olvidado en gran parte del escuadrón indie hispano, más preocupado (no sin cierta razón, por otra parte) por la parte musical de sus composiciones. Así, tiende a sorprender que, sin descuidar esta última, de vez en cuando surjan grupos para los que no solo importa lo que se canta; para los que el cómo se canta es un elemento principal de la ecuación. Lori Meyers no son los únicos con este criterio en la escena alternativa, pero posiblemente sí sean quienes con más fuerza apuestan por ello.
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