Raíces

Flamenco y andalucismo

Paco de Lucía y el silencio. Foto de Antonio Montuno

Flamenco y andalucismo

Al mismo tiempo que Blas Infante se acercaba al flamenco, el flamenco también se aproximaba al andalucismo, con registros sonoros como los que ha localizado Manuel Cerrejón, en los que se aprecia la voz del Chato de las Ventas —condenado a la última pena y muerto en las cárceles franquistas en Badajoz durante los primeros días de la Guerra Civil— interpretando unos fandangos autonómicos a comienzos de los años treinta. El mundo del flamenco se reconoció, andando el tiempo, en el ideal andaluz de Blas Infante, tanto a través del teatro como de la discografía. Incluso el poeta gitano José Heredia Maya firmara una cantata en torno a la figura y al pensamiento del padre de la patria andaluza, que interpretará Antonio Cuevas El Piki, tempranamente desaparecido en accidente de tráfico.

Durante los últimos años del franquismo, se rescata el himno de Andalucía que compusiera Blas Infante y que a comienzos del siglo XXI sería recreado por un amplio elenco de artistas flamencos, desde Paco de Lucía a Chano Lobato, congregados por Isidro Sanlúcar y por Manuel Curao. Carmen Linares fue una de las artífices de aquella aventura: “El mensaje que Infante quiere trasmitir es «Andalucía libre». Él utiliza unas palabras muy contundentes como son Andalucía libre, paz, esperanza, tierra… para que Andalucía tenga su propia identidad. Luego para España y para la humanidad, utiliza unas palabras clave. Me parece muy buen himno”, afirma.

Ese mismo espíritu animará la aventura dramática y flamenca del Teatro Estudio Lebrijano y de La Cuadra, el grupo de Salvador Távora que ha basado buena parte de sus mensajes en la identidad andaluza durante más de 40 años. La primera puesta en escena de La Cuadra se tituló Quejío y dio la vuelta al mundo. Todo un símbolo de la simbiosis ente el pueblo y su cultura que preconizara Blas Infante. El ideario de Blas Infante acaba de volver a escena de la mano de Ana Pastrana, una artista flamenca de Archidona que recorre Andalucía transmitiendo el credo y la biografía del autor de El complot de Tablada. También se multiplican los estudios recientes que intentan relacionar el flamenco con las señas identitarias andaluzas. Es el caso obvio del libro La identidad andaluza en el flamenco, de Juan Carlos Ríos, publicado por la editorial Atrapasueños en 2010.

La persecución del pueblo gitano, en particular, se palpa en la cantata Persecución, que interpreta Juan Peña El Lebrijano y, antes, en Camelamos naquerar, de José Heredia Maya y Mario Maya. Todos ellos, también cómplices a la hora de hacer realidad el sueño de Blas Infante de congeniar el flamenco con la música arábigo-andalusí. Pero el código musical de la Andalucía profunda no sólo era el del flamenco, sino el de otras músicas populares que han intentado rescatar grupos como Andaraje o Almadraba, y el de la copla, que surge precisamente con el siglo XX. La copla servirá también como germen del profundo movimiento de renovación musical que emprenderán, desde finales de los años sesenta del siglo XX, creadores como Carlos Cano —que asume la razón de Blas Infante como base primordial de su propio proyecto musical—, Antonio Mata, Raúl Alcover, Enrique Moratalla, Ángel Luis Luque o, en otro sentido, Benito Moreno y el grupo Jarcha, que enarbolarán habitualmente la bandera blanquiverde en sus recitales. Esa corriente de pensamiento y de emociones también alcanza al rock andaluz, con grupos como Smash, Granada, Bloque, Imán, Medina Azahara, Cai y tantos otros.

Cuando fusilaron a Blas Infante, triunfaban los fandangos de Corruco de Algeciras, caído en 1939 en el frente del Ebro, y también, en una fecha que aún se desconoce, habría de morir su paisana Trinidad Navarro, La Trini, nadie sabe cómo ni dónde.

Durante aquella guerra y feroz represión, muchos artistas flamencos llegaron a comprometerse con el bando de los perdedores, quizá no por su propio compromiso político, como Canalejas de Puerto Real, que fue encarcelado en Jaén, sino porque la guerra les pillara en dicho bando, como Manolo Caracol en Madrid, o La Niña de los Peines, una de las grandes renovadoras del arte flamenco junto a su hermano Tomás Pavón.

Ninguno de ellos, quizá ni el propio Blas Infante, imaginara que, malbaratado, usado y abusado durante la dictadura, el flamenco iba a figurar de pleno derecho en el nuevo Estatuto de Autonomía de Andalucía, o que iba a ser protegido especialmente por la Unesco mediante su inclusión en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Juan José Téllez
Últimas entradas de Juan José Téllez (ver todo)
2 Comentarios

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

secretOlivo es una revista independiente de Cultura Andaluza contemporánea. Ni sectarios ni neutrales.

secretOlivo.com se edita bajo licencia Creative Commons. (CC BY-NC)