Israel descubre el flamenco
Hace apenas cinco años, la visita a Israel de la Compañía Antonio Gades hubiera pasado como una cita cultural más dentro del amplísimo y variado abanico de propuestas que alberga el país. Apenas un espectáculo, en una sala mediana, algo testimonial. Hoy no. Hoy su tour abre los magazines de los principales periódicos, se recomienda en la radio y en la televisión y se reservan los mejores teatros.
Comenzaron programando un pase y han tenido que parar tras llenar cinco días en Tel Aviv, Haifa y Jerusalén. Es sólo una muestra del interés creciente de los israelíes por el flamenco, un estilo del que se han programado 24 conciertos en el país hebreo en 2010. Las actuaciones aisladas de Antonio Márquez, Gerardo Núñez, Cristina Hoyos o Ángeles Gabaldón han terminado por dar sus frutos, una década después de sus espectáculos pioneros.
No sólo crece la afición por ver y disfrutar el flamenco, sino por aprenderlo. Si hace cinco años sólo dos academias se atrevían a enseñar a bailar por bulerías o soleás, ahora hay una treintena reconocidas por el Ministerio de Cultura. La mayoría de ellas, además, imparte clases de guitarra.
La más antigua de estas academias es la de Sonia García, la única profesora española del país, que lleva diez años con su taller de Ramat-Gam, cerca de Tel Aviv. Catalana, hija de sevillanos, organiza festivales de guitarra, trae a profesionales de Andalucía para impartir clases magistrales y prepara visitas a la Bienal de Flamenco con sus estudiantes. Un alumnado formado por una mezcla insólitamente variada: jóvenes, mayores, hombres, mujeres, y hasta judíos y árabes, que pisotean sus diferencias con tacones y faldas de volantes. Algunos acuden a Sonia para perfeccionar lo que ya aprendieron en Andalucía, como Atina, de 23 años, que ha pasado dos años estudiando en Granada y se desvive por Enrique Morente, o Yaniv, de 27, guitarrista forjado en Jerez de la Frontera, adorador de Tomatito.
Lo importante es que el flamenco ha logrado encandilar al público israelí y también a quienes financian festivales, programan conciertos y fijan modas. El mejor ejemplo es la Adi Fundation, dedicada al “progreso del baile y la cultura de los flamencos”, creada en 1994 y que hoy aconseja a municipios y Ministerios sobre las tendencias más vivas en España. Lo que nació como un homenaje humilde a Adi Agnon, una veinteañera fallecida antes de cumplir su sueño de aprender a bailar en Andalucía, es hoy el referente en Israel, gracias a su cita anual con los Días de Flamenco —con ayuda de las Administraciones y de varios potentes patrocinadores— y al contacto directo que mantiene con las principales academias de Sevilla, como la Fundación Cristina Heeren.
El flamenco está comenzando a tocar a otras corrientes artísticas, como la pintura. En Tel Aviv, un grupo de jóvenes reunidos bajo el sello Spain desarrolla grafitis inspirados sobre todo en el baile. La misma rama que llena las obras del pintor Ilan Itach, de Jerusalén, plagadas de gitanas y quijotes, que se expusieron en septiembre en el Museo del Baile Flamenco de Sevilla, coincidiendo con la Bienal.
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